EVOLUCIÓN
Se puede considerar que el primer instrumento para medir la temperatura fue el termoscopio, creado por Galileo Galilei en 1592. Consistía en un tubo de vidrio terminado en una esfera cerrada cuyo extremo abierto se sumergía boca abajo dentro de una mezcla de alcohol y agua; al calentar el líquido, este subía por el tubo y la altura alcanzada era una medida de la temperatura.
En el año 1714, Fahrenheit inventó el termómetro de mercurio y su uso se generalizó por ser este un metal líquido que responde con gran rapidez y fiabilidad a los cambios de temperatura. Se introducía el mercurio en un bulbo conectado a un tubo capilar de vidrio que incorporaba una escala graduada. La toxicidad de este metal llevó a la Unión Europea a prohibir su utilización en instrumentos de medida en el año 2007 y desde abril de 2009 ya no se pueden comercializar termómetros de mercurio en nuestro país.
Algunas aplicaciones industriales requieren el uso de aparatos especiales. Así para medir temperaturas muy elevadas (entre 700 y 3 200 °C) se utilizan pirómetros, aparatos que determinan la temperatura midiendo la radiación desprendida por el objeto caliente.
En los últimos tiempos se ha generalizado el uso de los termómetros digitales, que utilizan dispositivos electrónicos para medir la temperatura y luego mostrarla en un visualizador. Frecuentemente emplean un circuito integrado que incorpora un termistor, un semiconductor cuya resistencia varía con la temperatura. Su facilidad de manejo y adaptabilidad a rangos de temperatura muy diversos los ha hecho populares en los entornos más diversos, desde el doméstico a los científicos o tecnológicos.
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